Durante el verano, aunque el uso de calefacción disminuye, el agua caliente sanitaria (A.C.S.) sigue siendo esencial para el día a día. Duchas, lavavajillas y grifos siguen dependiendo de tu sistema de producción de agua caliente, por lo que mejorar su rendimiento en esta época te permitirá ahorrar energía y dinero.
Uno de los primeros pasos es ajustar la temperatura del agua caliente. No es necesario mantenerla tan alta como en invierno. Configurar el termostato entre 45 °C y 50 °C es suficiente para garantizar confort, evitar quemaduras y reducir el consumo energético.
También es recomendable realizar una limpieza del intercambiador y revisar los filtros, ya que la acumulación de cal en estas piezas puede hacer que el sistema trabaje más de lo necesario, reduciendo su eficiencia. En zonas con agua dura, el uso de descalcificadores puede marcar una gran diferencia.
Otra medida inteligente es aislar correctamente las tuberías por las que circula el agua caliente, para evitar pérdidas térmicas. Y si tu equipo es antiguo, tal vez sea el momento de valorar un cambio por uno más eficiente y moderno.
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Este verano, optimiza tu consumo sin renunciar al confort.