La evolución de las calderas en los últimos años ha sido muy importante, por lo que una de las principales medidas de ahorro energético es la sustitución de calderas que tengan más de 15 años. Asimismo, la potencia de las calderas debe adecuarse a la demanda del edificio.
Desde el punto de vista ambiental, el combustible menos contaminante es el gas natural, por lo que se aconseja adaptar las instalaciones a este combustible si se dispone del mismo en el lugar de ubicación del edificio. La posición más aconsejable para la sala de calderas de gas natural es en la cubierta del edificio, para ello debe comprobarse que la estructura del edificio es capaz de soportar las nuevas cargas.
En aquellos casos que aún tengan expansión abierta se producen mayores pérdidas de calor por estar en contacto directo con el ambiente exterior, además de una oxigenación continua del agua, lo que incrementa los problemas de corrosión en tuberías y equipos. Estos problemas se resuelven con los vasos de expansión cerrados que son depósitos cerrados con aire a presión y una membrana que separa el aire del agua en la que se recibe el agua dilatada con el calentamiento de la instalación
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